Transandalus :: 14-15 junio 2008: Estación de Jimera de Líbar - Antequera
Con unas ganas locas de hacer un viajecito, aunque fuera "express", Carlos García y yo quedamos para rutear un fin de semana. Decidimos que la mejor manera de aprovechar el tiempo era utilizar el maravilloso Regional Algeciras - Granada, así que nos citamos el sábado por la mañana en la ciudad del Torcal donde dejamos los vehículos y tomamos el tren hasta la Estación de Jimera de Líbar, para en 2 días, volver a Antequera.
:: Sábado, día 1:
No pudimos empezar "mejor" la ruta. La bajada en la estación estuvo entretenida. Una vez se detuvo el tren, y estando listos para bajar con las bicis, Carlos no fue capaz de activar la palanca de apertura de la puerta. Así que el tren volvió a arrancar con nosotros dentro! Pudimos advertir del problema al revisor que andaba en el vagón del al lado que activó la palanca de emergencia para detener el tren. Nosotros bajamos, pero parece que el tren petó, porque 15 minutos después aún andaba parado en la vía y el jefe de estación nos comenta
ba que eso no era normal.
Comenzamos a pedalear y nos alejamos de la Estación sin saber cuanto tardó el tren en emprender la marcha.
Tomamos el "Camino Real de Gibraltar" una vía pecuaria que utiliza en ese tramo el valle del Guadiaro para abrirse paso entre escarpadas serranías. Los pueblos se sitúan en posición elevada sobre el valle mientras el ferrocarril que discurre por el angosto fondo, pegado al río, ha hecho crecer los originales apeaderos de tren de esas poblaciones hasta convertirlos en nuevos pueblos, muchos de ellos intentando desligarse de su origen "ferroviario" a través de la toponimia: la estación de Gaucín --> El Colmenar, la estación de Cortes de la Frontera --> La Cañada del Real Tesoro. Otras siguen siendo la "estaciones de...": Estación de Jimera de Líbar o Estación de Benaoján.
A pesar de
que ya conocíamos que este tramo es muy duro (pero de lo más bonito de la Transandalus!!) el calor y nuestro bajo estado de forma hizo que se nos atragantara especialmente, sobre todo a Carlos. Tardamos un buen rato llegar a la Estación de Benaoján, pero más aún situarnos en la base de la "Cuesta del Cachondeo", famosa por los 101Km. de la Legión.
Curiosamente conseguí subir la cuesta con peso,
que cuando he llegado siempre, acalambrado hasta las cejas, en la carrera.
Llegamos a Ronda, sin fuerzas y con mucho calor. Allí estuvimos 2 horas reponiendo fuerzas a base de tubos de cerveza fresquitos.
Foto arriba: cruce con Estación de Benaoján / Derecha: repostaje bírrico en Ronda
Así, aún cansados, medio pedos, y a las 3 de la tarde iniciamos la dura subida al puerto de Lifa. Otra catástrofe: Carlos iba caminando hasta en las partes llanas y yo acabé durmiendo la siesta bajo un árbol mientras llegaba.
Tras coronar Lifa la cosa mejoró. Primeros kilómetros de pista en descenso y luego de sendero técnico pero que ya conocíamos en parte nos hizo llegar sin demasiado retraso al río Turón. La salida, empujando, hasta la pista, se hizo eterna. También se nos atragantó la pista, que aunque casi siempre en bajada tenía repechos por medio, llegaba a El Burgo. Tanto que habíamos pensado en llegar sobre las 6 de la tarde y apenas las fuerzas nos alcanzaron para pillar la segunda parte del partido de la Eurocopa entre España y Suecia. Al menos España ganó en los minutos finales un partido que dominó bajo la cansada mirada nuestra, ya en remojo de birra tras birra. Y aún no habíamos buscado donde dormir.
:: Domingo, día 2:
El cansancio la noche anterior no nos dió para echar más de 1 copazo y tirar para la cama. Al día siguiente nos esperaba otra larga jornada de calor y escasas fuerzas. La primera parte del día no fue mal. El camino hasta Ardales no es duro, aunque ya se nos hacía largo para nuestro estado de forma.
Comimos algo en un bar, visitamos los Apartamentos Ardales (que realizan descuento a los transandaluseros) y proseguimos ruta otra vez con la calorina. Aquí ya petamos a base de bien. Nos quedamos sin agua a mitad de ruta, aunque nos salvó un viejete de un chalet, que había vivido en la zona de toda la vida, y que además del líquido elemento nos regaló algunas jugosas historietas de fatigas, miseria y hambre de la guerra civil en aquellas sierras.
Después de reponer agua, nos saltamos el desvío para visitar las ruinas de
Bobastro y seguimos subiendo hasta la presa que hay sobre la Loma de la Mesa e iniciamos el descenso más espectacular, y técnico (con ratos a pie) de toda la Transandalus. Ya habíamos decidido que en El Chorro cogeríamos el tren hasta Antequera y daríamos por concluido el fin de semana de calor y bajo estado de forma.
Foto derecha: reparando pinchazo en la "Cañada del Lobo"
Al llegar al Chorro tiramos para el bar de la estación donde además hincharnos de comer y beber nos comunicaron que en El Chorro no paraba ningún tren dirección a Antequera. Como no podíamos arriesgarnos a esperar a ver quién tenía razón, si las dueñas del bar que están allí a diario al borde de la vía o la web de Renfe, muuuuuy a nuestro pesar tuvimos que seguir dando pedales, a las cuatro de la tarde con la que estaba cayendo por los cuestarrones para salir de El Chorro. Eso sí, ya tiramos por carretera sabedores de la dureza de la pista de salida de El Chorro o la del siguiente tramo Valle de Abdalajís hacia Antequera.
Otra desagradable sorpresa al llegar a Antequera: la Hacienda la Magdalena está en obras para convertirla en un hotel de lujo y fuera del horario de curro de los albañiles la puerta que da acceso al antiguo Camino de la Acequia está cerrada. Aunque en el rutómetro se indicaba que se podía rodear esa puerta por la izquierda y retomar el camino unos metros más adelante, Carlos no tenía ganas de más inspecciones y entramos en Antequera por carretera.
:: Sábado, día 1:
No pudimos empezar "mejor" la ruta. La bajada en la estación estuvo entretenida. Una vez se detuvo el tren, y estando listos para bajar con las bicis, Carlos no fue capaz de activar la palanca de apertura de la puerta. Así que el tren volvió a arrancar con nosotros dentro! Pudimos advertir del problema al revisor que andaba en el vagón del al lado que activó la palanca de emergencia para detener el tren. Nosotros bajamos, pero parece que el tren petó, porque 15 minutos después aún andaba parado en la vía y el jefe de estación nos comenta
ba que eso no era normal.Comenzamos a pedalear y nos alejamos de la Estación sin saber cuanto tardó el tren en emprender la marcha.
Tomamos el "Camino Real de Gibraltar" una vía pecuaria que utiliza en ese tramo el valle del Guadiaro para abrirse paso entre escarpadas serranías. Los pueblos se sitúan en posición elevada sobre el valle mientras el ferrocarril que discurre por el angosto fondo, pegado al río, ha hecho crecer los originales apeaderos de tren de esas poblaciones hasta convertirlos en nuevos pueblos, muchos de ellos intentando desligarse de su origen "ferroviario" a través de la toponimia: la estación de Gaucín --> El Colmenar, la estación de Cortes de la Frontera --> La Cañada del Real Tesoro. Otras siguen siendo la "estaciones de...": Estación de Jimera de Líbar o Estación de Benaoján.
A pesar de
que ya conocíamos que este tramo es muy duro (pero de lo más bonito de la Transandalus!!) el calor y nuestro bajo estado de forma hizo que se nos atragantara especialmente, sobre todo a Carlos. Tardamos un buen rato llegar a la Estación de Benaoján, pero más aún situarnos en la base de la "Cuesta del Cachondeo", famosa por los 101Km. de la Legión.Curiosamente conseguí subir la cuesta con peso,
que cuando he llegado siempre, acalambrado hasta las cejas, en la carrera.Llegamos a Ronda, sin fuerzas y con mucho calor. Allí estuvimos 2 horas reponiendo fuerzas a base de tubos de cerveza fresquitos.
Foto arriba: cruce con Estación de Benaoján / Derecha: repostaje bírrico en Ronda
Así, aún cansados, medio pedos, y a las 3 de la tarde iniciamos la dura subida al puerto de Lifa. Otra catástrofe: Carlos iba caminando hasta en las partes llanas y yo acabé durmiendo la siesta bajo un árbol mientras llegaba.
Tras coronar Lifa la cosa mejoró. Primeros kilómetros de pista en descenso y luego de sendero técnico pero que ya conocíamos en parte nos hizo llegar sin demasiado retraso al río Turón. La salida, empujando, hasta la pista, se hizo eterna. También se nos atragantó la pista, que aunque casi siempre en bajada tenía repechos por medio, llegaba a El Burgo. Tanto que habíamos pensado en llegar sobre las 6 de la tarde y apenas las fuerzas nos alcanzaron para pillar la segunda parte del partido de la Eurocopa entre España y Suecia. Al menos España ganó en los minutos finales un partido que dominó bajo la cansada mirada nuestra, ya en remojo de birra tras birra. Y aún no habíamos buscado donde dormir.:: Domingo, día 2:
El cansancio la noche anterior no nos dió para echar más de 1 copazo y tirar para la cama. Al día siguiente nos esperaba otra larga jornada de calor y escasas fuerzas. La primera parte del día no fue mal. El camino hasta Ardales no es duro, aunque ya se nos hacía largo para nuestro estado de forma.
Comimos algo en un bar, visitamos los Apartamentos Ardales (que realizan descuento a los transandaluseros) y proseguimos ruta otra vez con la calorina. Aquí ya petamos a base de bien. Nos quedamos sin agua a mitad de ruta, aunque nos salvó un viejete de un chalet, que había vivido en la zona de toda la vida, y que además del líquido elemento nos regaló algunas jugosas historietas de fatigas, miseria y hambre de la guerra civil en aquellas sierras.
Después de reponer agua, nos saltamos el desvío para visitar las ruinas de
Bobastro y seguimos subiendo hasta la presa que hay sobre la Loma de la Mesa e iniciamos el descenso más espectacular, y técnico (con ratos a pie) de toda la Transandalus. Ya habíamos decidido que en El Chorro cogeríamos el tren hasta Antequera y daríamos por concluido el fin de semana de calor y bajo estado de forma.Foto derecha: reparando pinchazo en la "Cañada del Lobo"
Al llegar al Chorro tiramos para el bar de la estación donde además hincharnos de comer y beber nos comunicaron que en El Chorro no paraba ningún tren dirección a Antequera. Como no podíamos arriesgarnos a esperar a ver quién tenía razón, si las dueñas del bar que están allí a diario al borde de la vía o la web de Renfe, muuuuuy a nuestro pesar tuvimos que seguir dando pedales, a las cuatro de la tarde con la que estaba cayendo por los cuestarrones para salir de El Chorro. Eso sí, ya tiramos por carretera sabedores de la dureza de la pista de salida de El Chorro o la del siguiente tramo Valle de Abdalajís hacia Antequera.
Otra desagradable sorpresa al llegar a Antequera: la Hacienda la Magdalena está en obras para convertirla en un hotel de lujo y fuera del horario de curro de los albañiles la puerta que da acceso al antiguo Camino de la Acequia está cerrada. Aunque en el rutómetro se indicaba que se podía rodear esa puerta por la izquierda y retomar el camino unos metros más adelante, Carlos no tenía ganas de más inspecciones y entramos en Antequera por carretera.
Cogimos los coches que habíamos dejado el día anterior por la mañana y nos emplazamos a nueva ruta en verano.
Carlos García, "cartógrafo ONG de la Transandalus"
P.D.: alguna foto más en la galería http://picasaweb.google.es/carglp/JimeraDeLibarAntequera
Comentarios