miércoles, marzo 19, 2008

TransAndalus :: semana santa 2008 : Córdoba

Después de unos meses de esposo amantísimo, padre ejemplar y cha-cha por horas conseguí los puntos suficientes para canjearlos por un par de días de bici. Elegí la parte de Córdoba (por cercanía) que más me gusta, entre Cardeña y Fuenteobejuna, unos 150 Kms.
Martin "Gauchito" Roure se unió al viaje en lo que sería su "bautismo alforjero". Una Orange 66, con horquilla de 15 cms a priori no parecía la mejor opción para viajes de más de un día.


El lomero José "Cruzcampo" nos llevó en su "falgoneta" hasta Cardeña, donde iniciamos viaje bastante tarde, lo cual nos obligó a ir ligeros y no perder demasiado el tiempo sabedores que en los últimos 10 kms. se iban a echar casi 3 horas.

:: Lunes, 17 marzo 2007: Cardeña - El Guijo (80 Kms.): iniciamos periplo por el "Cordel de Villanueva a Cardeña", un bello y suave trazado por la dehesa, que a pesar de nuestro perezoso inicio dando pedales nos dejó en Villanueva de Córdoba en dos horitas. En el pueblo jarote aprovechamos para echar unas birritas con Bartolomé Pulido, biker local y colaborador de la TransAndalus, el cual propuso el trazado de la ruta entre Villanueva y Torrecampo y que incluso lo ha señalizado por su cuenta con flechas rojas.




Salimos de Villanueva y los primeros kilómetros de carretera en descenso y luego buenos caminos y pistas nos llevan a Torrecampo tras pasar muy cerca de la población de Pedroche. Son las 16:00 y caen otras dos Mahou. En el bar donde aterrizamos no tenían cocina. Para compensar el dueño nos sacó de tapa una fuente de costillas a la brasa que aún estoy haciendo la digestión.


Salimos de Torrecampo, y como siempre que estado allí...me pierdo para tomar la salida buena. Cuando más perdidos estábamos en la carretera que circunda el pueblo una pareja de la "meretérica" nos informó del camino, aunque la pista definitiva nos la dió un lugareño. Cuarentón, dando una vuelta en una bici del "Carreful", iba asfixiado, todo congestionado y según él apenas llevaba 500 mts. en llano.

Tras tomar el camino bueno, el camino tradicional que se dirigía al Santuario de la Virgen de las Veredas (me encanta ese nombre y lo evocador a caminos y transhumancia), desembocamos en el Cordel de la Mesta, como se conoce por esta zona la Cañada Real Soriana, que está señalizado como sendero de gran recorrido GR-49. Al principio de la vía pecuaria rodamos por pista asfaltada, luego pista a secas, luego camino, al final de éste por senderillo en el cauce seco de un arroyuelo (ver foto a la derecha) para al final girar hacia el cerro Cascarrales a través de una auténtica selva. En este punto la cañada, por falta de tránsito ganadero y por no albergar en el interior de sus 75 metros ningún carril o camino se ha ido cerrando de jaras, arbustos y demás "yerbajos" y tan solo unos estrechísimos y mermados senderos permiten cierto trabajoso paso. Hace dos años, la última vez que pasé por allí, acabé abrasado de brazos y piernas (y de hecho en el rutómetro de la TransAndalus por Córdoba recomendaba pasar con pantalón y manga largos). Aquella vez iba con el "bob" y para conseguir girar por el sendero era yo el que tenía que ir "jara a través". También tengo la impresión de que algunas partes están algo más despejadas. Lo cierto es que esta vez la cosa fue más cómoda, incluso haciendo el 85% del duro tramo montado. Tras superar la primera parte mala hicimos una parada para comernos un bocata en lo alto del cerro Cascarrales, desde donde se divisa una gran vista, incluyendo la cortijada-palacio de los dueños de Prasa, originarios creo de la zona. Me rio yo del cortijo de La Alhondiguilla en Córdoba, el de los Prasa, de lejos, parece un pueblo, con una torre como de iglesia incluida. Después del bocata continuamos ruta, primero por una parte algo más despejada, y luego nos metimos de nuevo en pleno "gato". Al salir de la parte mala a la pista que conduce a El Guijo nos encontramos con un pastor vigilando su rebaño que se sorprendió de que hubieramos venido de Torrecampo por el cordel, ya que ni siquiera él lo utilizaba para llevar a las ovejas a comer.

A las 19:00, tras 7 horas y media de ruta, aunque menos de pedaleo, llegamos a El Guijo. En El Guijo la Cañada Real de la Mesta tenía un gran descansadero de ganado donde el Obispado de Córdoba cobraba tributo de paso. De allí la vía pecuaria se dividía en dos ramales. El que se dirigía al sur, tras pasar por Pozoblanco, bajaba a Córdoba por la Loma de los Escalones (nuestra "cañada real soriana"). El que continua hacia el oeste, el Cordel Mesteño o de la Mesta sería nuestro camino el día siguiente.

En El Guijo, un pueblo con 400 habitantes censados y algunos menos reales habitando hubo un tiempo en que no había ni bar ni tienda de alimentación. Una familia que emigró a Cataluña, en su regreso al pueblo, instaló en la plaza del pueblo un kiosko de metal, que hacía las veces de bar, estanco, librería, papelería,... Un par de años después han inaugurado el hostal rural Cañadas Reales (http://www.casaruralcanadasreales.com/) una maravilla de establicimiento: coqueto, con estilo, piscina, buena cocina y mejor trato. Además, sus 6 habitaciones tienen nombre de cañadas reales: Conquense, Vizana, Segoviana, Soriana,...



Imagen de la nevera de las tartas (caseras)








Las habitaciones tienen nombre de cañadas reales







Tras la cena, unas copitas y horas de conversación con los dueños de la casa rural (La chimenea, aunque no lo parezca en la foto, estaba encendida, aunque con una pequeña llama)



Parece ser que aquella noche "alguien" roncaba como un Barreiros porque Martin confiesa que no durmió en toda la noche, y arrastró ese cansancio a lo largo de la segunda etapa. Criaturas! si estais ya avisados, ¿porque no venís con los tapones para los oídos?

:: Día 18 marzo 2008, El Guijo - Fuenteobejuna (80 kms.): tras reponer fuerzas con unos tostadones modelo "ladrillo" continuamos nuestra ruta por el Cordel de la Mesta, afortunadamente más despejado de vegetación que en los kilómetros finales de la etapa anterior.



Martin fue penando prácticamente todo el día. El no dormir nada, el tío del mazo y su condición de globero fueron la causa. La primera parte de la jornada, encajonados entre los límites de la cañada real fue muy bonita, aunque rompepiernas subiendo y bajando lomas. Todo fue más fácil tras cruzar la carretera nacional entre El Viso y Santa Eufemia pues el perfil es casi plano. La presa de La Colada ha cortado la vía pecuaria que hasta hace poco cruzaba el río Guadamatillas. Ahora habrá que pasar sobre la presa para, girando a la izquierda, buscar de nuevo el cordel, que gana poco a poco altura para salir a buena pista que pica un poco en subida hasta Hinojosa del Duque, la cual no se ve hasta que casi llegas.

Bocata de lomo, tomate y pimiento para reponer fuerzas, foto en el abrevadero que había en la cañada (abrevadero hoy "enmarcado" en un polígono industrial) y, con cierta dificultad, búsqueda de la Ermita de San Gregorio donde retomar la TransAndalus de nuevo. La ruta transita por caminos en medio de la nada pero con buen firme y conseguimos empezar a subir la media, interrumpida solo por un cacho de empujing seguido de otro de plato chico por zona de gato. Salida a carretera local y enfilamos hasta Valsequillo, y luego por camino hasta las afueras de La Granjuela. Allí echamos el teléfono a Pedro, compañero de curro de José "Cruzcampo", quién se ofreció a recogernos en su reparto por la zona. Como nos dijo que por Fuenteobejuna llegaría sobre las 18:00, decidimos que, a pesar de que ibamos muertos, nos daba tiempo a llegar a la población del "todos a una".


Esta última parte, de perfil más cómodo, buenos caminos y la certeza de que ibamos con tiempo para llegar a Fuenteobejuna donde nos esperaban unas birras, se nos hizo más corta e incluso descubrimos que las bicis seguían teniendo el plato grande.
Para terminar la etapa y el viaje, como no!, tuvimos que subir al pueblo (¿porqué no hacen los pueblos en ondonadas?) y cuando estábamos a 200 metros del hostal El Comendador, del biker amigo Ismael Partido, nos llamó Pedro, nuestro chófer, para que fueramos a una de las farmacias del pueblo para que nos recogiera, así que nos quedamos sin birras ni ducha gratis en el hostal.


Dos días, que saben a poco, de TransAndalus por bellos paisajes que hubieran agradecido algo más de lluvia en esta época, y en buena compañía. Ya estoy rumiando donde pillar más días libres para escaparme con el petate y la bici.
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:: marzo 2008 ::