Camino del Duero: - Duruelo de la Sierra - Valladolid (2018 agosto)

Después de haber hecho en 2016 el Camino del Ebro, le cogimos el gusto a esto de hacer rutas fáciles (por aquello de nuestro estado de forma) y bien señalizadas (para no tener que estar todo el tiempo usando el móvil a modo de GPS). En 2018 escogimos el Camino del Duero, comenzando a las faldas de los Picos de Urbión, en Duruelo de la Sierra (Soria), donde dejamos el coche hasta Valladolid en 5 etapas fundamentalmente llanas, las últimas hasta aburrir.

Duruelo de la Sierra – Soria (71 kms.)
Tras recoger a Alberto, mi compañero de rutas globeras estos últimos años, en Valladolid, tiramos en coche a Duruelo de la Sierra, donde tras montar las bicis comenzamos la ruta por un sendero entretenido, que jugueteaba por un pinar que daba cobijo al camino y a un minúsculo, aún, río Duero.


Más adelante al llegar al paraje de las Tozas dejamos a la izquierda el puente de Santo Domingo (s. XII) y más adelante el puente de los Arrieros. Tras salir de un cañón llegamos al Puente de la Arenilla, próximo a Covaleda (por donde no pasamos), donde cogemos el Camino de la Morciguilla hasta llegar al Puente de Soria.

Llegamos al pueblo de Salduero, y poco después, al de Molinos del Duero (que tuvo especial vitalidad en el pasado con su actividad arriera), donde cayó la primer birra del día...y la primera tapa de torrezno soriano.

A la salida de Molinos del Duero tomamos las indicaciones del camino, que transcurre por una antigua calzada romana, aún enlosada, hasta que las piedras desaparecieron y aquello se convirtió en un lodazal, así que media vuelta, y hasta Vinuesa por carretera.

Rodeando el Embalse de la Cuerda del Pozo llegamos al Club Náutico Soriano, donde nos salimos de la carreterilla y por camino atravesamos Vilviestre de los Nabos, y continuando por el mismo camino carretero alcanzaremos la localidad de Hinojosa de la Sierra. De allí, por carreterillas desérticas (al igual que el calor que hacía), llegamos a Garray donde almorzamos "con fundamento".

Tras comer ya "solo" nos quedaba superar la tachuela que nos separaba de Soria, el Cerro de la Muela, donde se sitúan los restos de la ciudad celtíbero-romana de Numancia. Tras llegar a la parte de alta de la ciudad, tan solo nos quedó dejarnos caer hasta el centro...y darnos cuenta de que estaban en plenas fiestas.

Para la cena, nos encontró trabajo encontrar algún sitio que no se encontrara a tope, al final, tras mucho callejear y alejarnos algo del centro, dimos con un restaurante que estaba tranquilo, con buenos precios y buena comida. No se me olvidará nunca la ensalada con torreznos, donde había más torreznos que "verde".

Soria - Almazán (57,5 kms.)
Salimos de Soria por el paseo xxx paralelo al Río Duero, y cómodo y tranquilo camino por una zona, que a juzgar por las basuras que a primera hora de la mañana no habían terminado de recoger los servicios de limpieza municipales, había acogido una buena fiesta nocturna de la chavalería local. Vamos por la Senda del Duero, a la sombra por el arbolado Paseo del Postiguillo hasta el Molino de Enmedio, uno de los molinos harineros más grandes de Soria. En frente, al otro lado del río nos queda imponente, la Ermita de San Saturio (patrón de Soria, en cuyo honor estaba toda la ciudad de fiesta la noche anterior), levantada sobre la Cueva de Peñalba. La senda sigue rodeando la ciudad, a la derecha, pegada al río y poco a poco va ganando altura hasta abandonar primero la pista y luego camino y continuar en subida por estrecho sendero, alejándose del río.

Paseo peatonal del Duero con la Emita de San Saturio al fondo

Llegamos a la localidad de Los Rábanos, donde un par de bares que están abriendo, nos hacen dudar un momento si nos hemos merecido la primera del día, tras la subida por sendero y con el calor apretando desde bien temprano. Por una vez vencemos la tentación y nos limitamos a rellenar con agua los botes y continuar camino. Salimos de la localidad y al poco enganchamos con la N-111, hoy en día sin tráfico ya que justo un poco más allá hay una autovía más nueva. Tras 4 kilómetros de cómodo rodar por carretera giramos a la izquierda en dirección a Tardajos de Duero. Al poco de atravesarlo nos desviamos a la izquierda siguiendo un camino por tierras de labor, al principio a la sombra, pero que luego cuando va cogiendo altura abandona el cobijo del arbolado, así que hacemos una parada a descansar de bici y de calor en la Ermita de Santa María, que desde arriba contempla el Duero al que volvemos a ver desde que dejamos Soria. Tras coronar el Alto del Cerro, bajamos, atravesamos un bosque de roble melojo y llegamos a Ituero.

Tras salir del pueblo nos salimos de la carreterilla a la izquierda por camino que se dirige al Alto del Pecho. Es esta la típica zona de los campos de Castilla descritos por Azorín. Luego salimos a buenas pistas, por zonas de granjas de cerdos hasta volver de nuevo al Duero, que tras cruzarlo por carretera, lo seguimos más o menos en paralelo, primero por camino de servicio del canal de Almazán, luego por pista hasta Valdespina, donde hacemos parada para descansar y beber algo de agua de los botes, ya que el pueblo, con muchas casas rehabilitándose como segunda residencia, no tiene mucho que ofrecer.

Salimos por carreterilla, ascendiendo entre encina, pinos negrales y rebollos, árboles que luego al llegar a la meseta, desaparecen. Rodeamos sin entrar Viana de Duero y seguimos por pistas y carreterillas por zonas de labor hasta salir a carretera, por la que hacemos entrada en Almazán, con dolor de culo de tanto llanear y exhaustos por el calor del día. Paramos en el primar bar que vimos abierto que resultó un paraíso, no tanto por la variedad de comidas, que no nos interesaba, sino por la perfecta combinación de jarras frías de cerveza y raciones de torreznos.


Almazán - El Burgo de Osma (70,3 kms.)
Abandonamos Almazán y tras cruzar puente sobre el río Duero rodamos cómodamente por buena pista que nos hace avanzar kilómetros sin apenas esfuerzo llevando siempre el río a nuestra izquierda.



El sol ya empieza a apretar y hemos hecho una subida hasta llegar a Centenera de Andaluz y un poco más adelante, Andaluz (bonita su iglesia de San Miguel Arcángel). A partir de aquí empieza la odisea de la jornada, pueblos, más bien poblachos y poblachos, sin nada que ofrecer al viajero.


Salimos de Andaluz por carretera (cuyo trazado coincide con la Cañada Real Galiana) y al poco la abandonamos por la derecha. En la Fuente de la Rana, área recreativa, hacemos un descansillo para beber agua y seguimos dando pedales. Más adelante Bayubas de Abajo, algún bar, pero cerrado aún cuando pasamos. Seguimos. Superamos el collado de La Pedriza y bajamos para volver cerca del Duero.

Es la hora de comer, ya nos duele el culo, hace calor y hemos perdido tiempo por una impresionante gravera que nos ha obligado a dar un rodeo, vamos por llano por campos de labor oteando al fondo Gormaz y su imponente castillo y haciendo planes para avituallarnos allí arriba.

Al fondo el cerro con el castillo de Gormaz. No me quiero imaginar estos caminos embarrados

Subidón hacia la fortaleza de origen califal. Al llegar arriba en el pueblo nos dicen que unos jóvenes han abierto un bar, pero que ese día estaba cerrado, que estuvieron de fiesta anoche. Descansamos, llenamos agua y comemos alguna barrita que teníamos. Hace un calor sofocante y seguimos sin ver "civilización". Rodeamos el cerro y continuamos.

Ermita de San Miguel, a los pies del castillo

Tras consultar el mapa, decidimos no arriesgarnos y obviamos el rodeo que da el camino serpenteando junto al Duero para adelantar nuestra llegada al final de etapa, puesto que que cada vez vemos más claro que no encontraremos donde comer hasta llegar a El Burgo de Osma...como así ocurrió. Eso sí, en el primer bar que nos encontramos, un kiosko-bar de un parque paramos a comernos todo lo que el buen hombre nos pudo arrimar.

El Burgo de Osma - Aranda de Duero (58,60 Kms.)
Salimos de El Burgo de Osma desandando los últimos kilómetros de la etapa de ayer, por la antigua carretera de acceso, hoy un tranquilo paseo peatonal.

La primera parte del día es algo ratonera, ya que sin haber demasiado desnivel, es un continuo sube y baja, al que no estábamos acostumbrados los días anteriores. Hace calor y nos cuesta coger ritmo. Bajamos de nuevo a la cota del río en Pedraja de San Esteban ("circulen, por favor, no hay nada que ver"). Seguimos ahora por camino pegado al río, con partes a la sombra gracias a la vegetación de rivera llegando a San Esteban de Gormaz por camino-carretera bien bonito. 

La salida de la población fue un lío. Ya lo tenía marcado en el rutómetro porque no quedaba claro donde se cogía el camino. No llegamos a ver ninguna señal y el posible camino, cerca del río, además de no tener señalización estaba cerrado de vegetación. Tras dar muchas vueltas salimos a la N-111 con mucho tráfico, y encima con zonas de obras de la autovía que irá al lado, por lo que a veces se perdía el arcén. Le tiramos rápido para quitarnos de en medio ese "peligral" (no sin hacer un descanso a mitad del trazado por la nacional en una gasolinera para comer un bocadillo y reponer fuerzas).

Por fin llegamos a Langa de Duero, provincia de Burgos, donde abandonamos el tráfico rodado de la nacional y en el bar de las piscinas municipales volvimos a "abrevar". Cruzamos el Duero por su puente medieval de doce arcos, disfrutando de caminos y carreterillas solitarias, en una primera parte compartiendo trazado con el Camino del Cid.


Estamos en tierras de Ribera del Duero y de vides. Más adelante pasamos delante del Monasterio de Santa María de la Vid, con hostelería y restaurante de gran éxito a juzgar por el número de coches y autobuses que había en la puerta en un día entre semana.


Subimos al poblado de repoblación de Guma, sobre un promontorio natural que domina la curva del Duero donde se encuentra represado. Poco más que ver en el pueblo salvo rellenar los botes de agua.

Atravesamos Vadocondes y tras salir del pueblo cruzamos el Duero por el antiguo puente para seguir por caminos. Poco a poco los campos de labor ganan terreno al bosque y tras unos kilómetros entramos en Aranda de Duero cruzando el puente sobre el río Arandilla.

Esta noche sí que hubo desquita gastronómico, con lechazo de Aranda incluido.

Aranda de Duero - Valladolid (120 Kms.)
Es la quinta etapa y estamos ya hartos de llano, dolor de culo y paisajes feos. Al menos la salida de Aranda es bien bonita por un sendero estrecho que a media ladera de la cuenca del Duero entre árboles.

A la altura del E.D.A.R. se abandona este sendero para tomar un cómodo camino agrícola hasta que empieza a picar hacia arriba, salvando terrazas naturales del terreno hasta llegar a Castrillo de la Vega, donde la subida, el calor y el vicio nos llevan a tomarnos la primera del día. A la salida del pueblo volvemos a bajar a la vega del Arroyo de Valpedrizo, dándonos cuenta que la subida a Castrillo ha sido totalmente innecesaria. Al siguiente rodeo del camino ya decidimos ignorarlo y seguir en línea recta, que resultaba ser la BU-120 que nos lleva a Berlangas de Roa y de allí, volviendo a ignorar un rodeo incomprensible del camino, seguimos por carretera hasta Roa. El trazado oficial hace subir en corta pero durilla ascensión al pueblo. Como nosotros no tenemos intención de hacerlo, seguimos por sendero ("Camino de los Molineros"), que se estrecha por momentos, pegados al río.

Rodeamos el cerro de Socastillo, y tras pasar delante de la Ermita de San Juan llegamos a San Martín de Rubiales que rodeamos por la BU-131, y tras reponer agua en la fuente de las afueras del pueblo, abandonamos la carretera para seguir por el GR-14.

En Bocos de Duero, primer pueblo de la provincia de Valladolid, donde preguntamos a unos chavales que nos dicen que no hay donde comer en el pueblo. Observamos que la ruta nos aleja hacia Peñafiel, en un alto, para luego volver a traer a la vega del río. En estos momentos nos replanteamos la ruta, que pasaba por hacer final de etapa en Peñafiel. Es medio día, la ruta que nos queda es completamente plana, y estamos hartos de paisajes, calor y dolor del culo sobre el sillín, por lo que "recalculando ruta" decidimos echarle un par de ... y hacernos dos etapas en una y dormir esa noche ya en Valladolid, por lo que seguimos rectos por carreterilla para hacer un atajo hasta Pesquera de Duero, donde paramos a descansar del calor y comer algo.

Retomando de nuevo la Senda del Duero vamos pegados al río hasta Quintanilla de Arribas, no sin antes tener que improvisar camino para salir del camino que llegó a ser impracticable en la cuenca del río. La senda sale del pueblo por senda que discurre entre la margen izquierda del río y la margen derecha del canal, por un camino de buen firme. Poco después se pasa junto al Monasterio de Santa María de Retuerta. Todos los topónimos de la zona rezuman sabor a buen vino.

Pasamos por Valbuerna de Duero y en Quintanilla de Onésimo decidimos parar para comer e hidratarnos. Pasamos junto a la Abadía de Santa María de Retuerta y seguimos por el camino de servicio del canal, junto al río. Los kilómetros caen debido al buen ritmo y lo llano y buen firme del camino. 

Pasamos junto a Sardón de Duero donde entramos a comer en el Restaurante J.A.G, junto a la Nacional. Tras hidratarnos, deshacemos nuestros pasos y volvemos al camino entre canal y río Duero.

Pasarela peatonal a las afueras de Sardón de Duero


Llegamos a Tudela de Duero...donde hacemos otra parada birrera, esta vez en el Hostal Ideal. Continuamos por el pinar de Santinos y en Herrera de Duero abandonamos la Senda del Duero para subir a Valladolid, ...no sin antes parar en Cistérniga para finalizar la etapa limpiando las bicis en un lavadero y tomando unas birras en el Hotel San Cristóbal antes de dejarnos caer a Pucela.

La globerada de la jornada vino en la bajada, cuando coincidió el pinchazo de la bici de Alberto cuando ya entrábamos en Valladolid con la sorpresa de ver que no llevaba el móvil en el soporte de la bici. Le cedo gustoso la bici, pues no estaba yo para subir de nuevo, y continuo andando (por no pararme a reparar el pinchazo) hasta llegar a casa. Al final, más pateo del que había previsto (me hubiera traído a cuenta reparar) y regreso de Alberto con el móvil, menos mal.


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