TransAndalus (parte): Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) - Ronda (Málaga) :: agosto 2006


Manda cojones, dejo para finales de mes mi habitual viaje alforjero buscando un tiempo más fresco y la compañía de dos amigos de biela, y me encuentro a última hora con un calor de cojones y que tengo que ir solo como siempre. Así que cercanías hasta Sevilla y autobús al día siguente hasta Sanlúcar de Barrameda. No me atrevo a hacer más de 100 Km. parando en cada cruce para mirar mapa y/o rutómetro sin saber si llegaré de día o de noche, así que esa etapa me la hago en bus. El día anterior llamo a la





Foto: La burra con el soporte a la tija Topeak
y mis viejas alforjas en el Puente de Triana.

empresa Los Amarillos y me aseguran que no habrá problema en llevar la bici. A las 8 de la mañana me planto en la estación y al comentar que voy con bicicleta me dicen que tengo que facturarla y que hasta las 10 no podría salir. La cara de tonto que se me quedó fue un poema, luego puse cara de rumano deshauciado y parece que funcionó, porque unos minutos después me llamaron desde la ventanilla y me vendieron dos billetes (uno para mí y otro para la bici)



Foto: "Rumano", por cortesía de Maikel (nota del autor del blog: como no tenía ninguna instantánea de la cara de lelo que se me quedó cuando me dijeron que no podría llevar la bici, he optado por poner esta otra de Bernaco, que también puede servir)




:: Día 1, Sanlúcar de Barrameda - Medina Sidonia:


Después de preguntar y pelearme con el rutómetro y los mapas consigo encontrar el camino de salida de Sanlúcar.

Foto: Desembocadura del Guadalquivir, al fondo la Punta del Malandar, en Doñana.


La primera parte de esta etapa transcurre por tierras de labor, principalmente vides, por pistas asfaltadas y carreterillas por llanos y suaves lomas. Vemos a lo lejos Chipiona, más tarde la base naval de Rota y bordeamos El Puerto de Santa María hasta llegar al complejo hostelero de Las Beatillas, desde donde se inicia una alternancia de caminos y pistas asfaltadas.
Foto: Patio de entrada a Las Beatillas.
La ruta por momentos se pone fea, incluyendo un cacho de carretera hasta que cruzamos la autopista a Cádiz. Entonces entramos en el "Corredor Verde Dos Bahías", un itinerario señalizado por cañadas y vías pecuarias que une Puerto Real con Algeciras. La primera parte del Corredor transita por un pinar que da un respiro en el calor sofocante del día, luego progresivamente se va despejando la cosa y los últimos 10 Kms. por pista llegando a Medina Sidonia se hicieron interminables, tanto que a los pies del cerro donde está el pueblo estuve más de una hora en el histórico "Ventorrillo del Carbón" hidratándome con derivados de la malta antes de atreverme a subir los 3 Km. que me quedaban hasta el pueblo.
Foto: Medina Sidonia al fondo


:: Día 2, Medina Sidonia - El Bujeo (Algeciras):
Me he quemado los brazos, he dormido poco, se me cae la bici al apoyarla en una pared y me doy cuenta que voy casi sin batería en en móvil y que me he traído el cargado del teléfono viejo. Un día perfecto. Bajo de nuevo a la venta del día anterior, desayuno y comienzo a dar pedales. Por amplias cañadas, el trazado acondicionado para el Corredor, incluyendo puentes y vallado de madera, se pedalea buen ritmo y es muy fácil la orientación. Pasado Benalup - Casas Viejas, el camino se torna un pistón de 14 Km. con mucho piedrolo y el aire en contra del Estrecho. Allí justamente fué donde me crucé con Sylvainne (o como se escriba). Una cicloturista francesa, que después de hacer el Camino Francés había bajado en autobús para rutear por Andalucía y que se dirigía a Alcalá de los Gazules.

Foto: Sylvainne, la cicloturista francesa.
Foto: Curiosos los champiñones que crecen en la campiña de Cádiz.
Después de atravesar varios parques eólicos, la parada en una venta a la entrada de Facinas me permitó hidratarme adecuadamente para afrontar la larga subida al Puerto de El Bujeo en plena canícula. No es una subida dura, el firme es bastante bueno, la pendiente suave y mantenida, pero el calor era horroroso. Con el termostato encendido encontré el único arroyo que llevaba agua en agosto. Iba casi sin agua además, así que una parada al fresco, un baño y agua fresca para beber (la ausencia de cagaleras en los días siguientes me confirmó que el agua del arroyo se podía beber) y poder continuar la ruta.
Foto: Chapuzón en el arroyo.
Después de empapar el maillot en agua, para aguantar algo más de tiempo fresquito, seguí camino, y tras coronar el "El Palancar", enorme collado con parque eólico incluido, comencé bajada hasta el "Puerto de El Bujeo" (entre Algeciras y Tarifa), donde encontré alojamiento, y en habitación individual (ya conocen mis ronquidos por allí?). Una ducha y un baño en la piscina (no necesariamente en ese orden) y me bajé hasta Algeciras haciendo dedo para tomar unas birras y cenar con Miguel Ángel Baltanás, colaborador de la TransAndalus y dueño de la tienda de montaña y bicis Pumori.
:: Día 3, El Bujeo (Algeciras) - Castellar Viejo:
Digamos que la pauta de hidratación de la noche anterior no es la que se espera de un buen deportista (aunque sí de un lomero), y claro al día siguiente fui penando la etapa desde el principio. La subida desde el puerto de El Bujeo hasta el Puerto de la Higuera es más duro que el del día anterior, pero al ir sin kilómetros en las piernas y ser por la mañana, sin tanto calor lo subí cómodo. Me crucé con infinidad de bikers. Luego la bajada hasta Los Barrios larguíiiiiiiisima, pero sin ningún interés para un descenso en bici, al menos, aproveché para descansar y admirar las vistas de la bahía de Algeciras.
Desde Los Barrios dos repechones me dejaron tiesas las piernas. El calor no perdonaba. En la Estación de San Roque una venta me permitió descansar al fresco, tomar unas birras y unas tapas. Desde allí al final de etapa quedaban solo 16 kms., aunque sabía de la dureza de los últimos 6. En los siguientes 10 Kms. paré en otras dos ventas más, la última a los pies del cerro en el que se aposta Castellar Viejo. Gracias a tanta Venta (y cerveza!) me subí el puertarraco enterito, aunque sufriendo y sudando lo mío, y si no que se lo digan a los paisanos que estaban en la última venta del día, a solo 100 metros del pueblo (juas!)



Foto: entrada al pueblo (los coches no caben, es un pueblo "peatonal")

Las historia del pueblo es curiosa. Abandonado por la emigración de los 50' y 60' fué "ocupado" por hippies extranjeros. El pueblo nuevo, fue creado como poblado de colonización abajo en la vega, a unos 5 Km., así que hay dos pueblos que se llaman Castellar de la Frontera.

Foto: en las murallas de acceso al pueblo.

Foto derecha: dormitorio de la casa rural

El pueblo es una chulería, cuidado y con estilo, sin llegar al, a veces, almibarado estilismo rústico de algunos pueblos turísticos alpujarreños. La vieja iglesia es una sala de exposiciones, el restaurante está bien, las casas rurales tienen un perfecto equilibrio entre lo nuevo y lo restaurado. Lo mejor, el ambiente de la Tasca El Duende, cuyo dueño organiza un festival flamenco todos los años, y donde a todas horas suenan el Camarón y sus adláteres para regocijo de turistas holandeses, alemanes y algún que otro español.

:: Día 4, Castellar Viejo - El Colmenar (Málaga):

Foto: saliendo del recinto amurallado del pueblo.


En la bajada del pueblo por camino pedregoso estuve persiguiendo durante un minuto a varios ciervos que habían saltado la malla y andaban libres por el camino y no encontraban la forma de volver a pasar al otro lado. La cierva más pequeña se hostió con la malla de frente, porque ni la vió, al macho adulto lo ví dar un salto de unos dos metros y creo que finalmente se metió en la finca.

Al final de la bajada me esperaba Miguel Baltanás que me iba a acompañar durante unos kilómetros por la vega hasta Jimena de la Frontera.






Foto derecha: Miguel Angel Baltanás


En Jimena Miguel Angel se dió la vuelta y a mí me quedaba un buen palizón: 40 km. por delante, sin ningún pueblo intermedio, los primeros 10 kms. por asfalto con dos subidas, y luego un puertaco de 14 km. por caminos hasta llegar a la "Carrera del Caballo", eso sí para terminar con 16 km. de bajada por pista. Al final un par de Infisport, el hecho de que era un puerto con más sombra y sufrir un poco me hizo llegar arriba antes de lo que pensaba. Casi más trabajo me costó encontrar alojamiento en El Colmenar, aunque la espera se vió recompensada con una "tourné" por los bares de la localidad.

:: Día 5, El Colmenar - Estación de Benaoján:

Otro día más de calor, y como en los dos últimos sin el viento del Estrecho que refrescara. La previsión inicial era llegar hasta Ronda, pero el calor y el cansancio acumulado me hicieron quedarme en la Estación de Benaoján. El resto del recorrido coincide con el trazado de los 101 Km. de la Legión, incluida la subida por la "Cuesta del Cachondeo" y eso ya lo conocía.
Salí de El Colmenar subiendo un puerto de 9 km. por carretera para "calentar".
Luego por una buena pista hasta el Puerto de las Heras (última subida por tierra desde Gaucín hasta Estación de Cortes en la marcha de Cortes60, que por cierto se ha quemado esa zona este verano).
Desde La Cañada del Real Tesoro (nombre que prefieren los del pueblo de Estación) primero por pista y luego por sendero por momentos casi perdido llegué a la Estación de Jimera. Justo a las afueras del pueblo existe un chiringuito curioso: es una especie de merendero, con una barra, todo muy cutrón, si quieres algo tienes que hacer sonar una campanilla para que salga alguien de una casa en la que también dan misa. Un rollo religioso raro, aunque lo bueno es que tenían birra fresca y remansado el Guadiaro, donde te puedes dar un chapuzón rodeado de patos! Después de refrescarme por fuera y dentro continué por el sendero, con partes técnicas y otras imposibles con alforjas, pero por el valle encajonado, el camino merecía la pena. Con más dificultades, por el cansancio y el calor llegué a la Estación de Benaoján, donde decidí dar por concluido mi periplo transandalusero.
Mientras esperaba el tren que me llevaría hasta Antequera tuve oportunidad de echarme unas birras en el barecillo de la estación y aprovechar para arreglar el pinchazo del carrito de bebé de dos hippies que había por allí.



Foto: el pinchazo lo arreglé yo, pero aire que metieran ellos, que llevaban 3 meses con la rueda pinchada.

Foto: Tribunal examinador que en todo momento juzgó si la cantidad de pega, el tamaño del parche o el tiempo de secado era el adeacuado. Al final conseguí un "Birra cum Laude". Sobre la mesa caja de parches y desmontadores.

Y colorín colorado este cuento transandalusero ha acabado.



:: Francisco J. Cortés ::

agosto 2006

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