sábado, julio 16, 2016

Algarve - Semana Santa 2016

Durante la Semana Santa aprovechamos cuatro días para acompañar a Julen Iturbe en su última parte de la ruta circular que estaba realizando por el Algarve junto a Alberto Etxeandia.

[algunos párrafos enteros han sido fusilados del blog de Julen, teníamos pocas ganas de escribir, para qué mentir]

23 de marzo
En Huelva nos reunimos Alberto Buitrago (Valladolid) y yo junto a los onubenses y nos trasladamos en coche hasta Vila Real de Santo Antonio donde tomamos un tren, que con transbordo posterior, nos acercará a Silves (a donde llegamos por carretera pedaleando con la noche ya echada).




24 de marzo, Silves - Salir (70.6 kms.)
Abandonamos Silves, que aparte del castillo, precioso, poco más tiene que ver


Castillo de Silves


Foto de grupo en el hotel, con el castillo al fondo

La baja forma que traía, sin apenas haber salido en bici en los últimos 2 años, un grupo de compañeros de bici con mejor forma y un terreno rompepiernas, donde no hay grandes subidas, pero donde el llano es "rara avis" vienen a confirmar mis sospechas: esta será una ruta para sufrir más que para bajar.



Una buena ración de cuestas

Desde el km. 15 ya voy pidiendo la hora. Encima en la primera bajada "disfrutona" donde adelanto a todo el mundo pasando de un lado a otro del reguero tengo el primer destalonamiento. A tomar por culo el líquido antipinchazos en la primera hora de ruta. Toca cambiar y poner cámara.

Más tarde otra pérdida de aire de la rueda de Julen, que cuesta algo más de arreglar nos proporciona un descanso.


Ni con cuatro fuimos capaces!


Al poco ya vendrá el descanso "oficial": cerveza y bocadillo en San Bartolomé de Messines. Llevamos  30 kms. y yo estoy para el arrastre, y encima el paisaje tampoco acompaña. Para los que conocen el concepto de "feísmo gallego", esto es lo mismo, pero mucho más al sur.

Nada más salir del pueblo vuelvo a pinchar. Y al reanudar la marcha, unos calambres hacen acto de presencia. "Éramos pocos y parió la abuela". Decido seguir por carretera para no ralentizar el ritmo del grupo y asegurarme poder llegar a destino. Me acompaña por carretera en compañía de Juan.

En Alte hacemos una última parada para beber algo. Seguimos por carretera hasta la casa rural, algo alejada del pueblo. Paseíto hasta el pueblo para la cena, para descubrir que el pueblo tampoco merecía gran cosa.


"preciosa" imagen de Alte con la cisterna presidiendo la silueta

25 de marzo, Salir - Vaqueiros (63.2 kms.)


Preparando las burras en la casa rural para comenzar la etapa

Después del baño de realidad del día anterior decido no fiar más la suerte del grupo a unas piernas que el primer día no respondieron. Viendo el perfil de la etapa, el más duro de los cuatro días, y la posibilidad que ofrecen las desiertas carreteras portuguesas del interior del Algarve, decido hacer la ruta por asfalto para rodar tranquilo, "hacer piernas", y asegurarme que el tercer día podré incorporarme al grupo con garantías.

Una etapa agradable por delante para disfrutar de paisajes despejados, bosquecillos de alcornocales y vistas amplias. La subidilla a Barranco do Velho es la primera exigencia del día, nada que ver con la ruta original por la vía Algarviana con sube-y-bajas y subida final con un porcentaje constante del quince o veinte por ciento, donde nuestros compañeros estuvieron un buen rato subiendo a pata con la bici a hombros. Nuestra previsión de ruta alternativa nos ahorró ese sufrimiento innecesario.

Seguimos por carretera con un desnivel agradable hasta Cachopo, último pueblo antes de Vaqueiros donde paramos a comer en el Palmeiras Caffe, un agradable bar de pueblo con terraza a la entrada donde nos comemos un gran plato combinado a imagen y semejanza de nuestros compañeros de mesa. No sabemos cómo se llamaba, pero era contundente. A mitad de la comida apareció José Augusto, onubense que harto de cuestarrones en Barranco do Velho abandonó el grupo y siguió por carretera hasta dar con nosotros.


Una cervecita reparadora en el Palmeiras Caffe

Tras el largo descanso, pocas ganas había de continuar, y más con el calor que hacía. La sorpresa agradable fue encontrarnos una pista medianamente asfaltada donde, decían, antes había un carril, así que con las fuerzas renovadas tras el almuerzo y el rédito obtenido del rodar redondo del día las primeras horas después de comer me sorprendieron con una inesperada fuerza en las piernas forzando en las cuestas hasta con el plato grande.

Llegamos a Vaqueiros a una hora del café, opción que rápidamente fue descartada por la opción cervecera.

26 de marzo, Vaqueiros - Vila Real de Santo Antonio (64.7 kms.)
Última etapa de mi min Vía Algarviana. Lástima ahora que en este último día, tras el entreno rodador del día anterior, me encontraba con buenas piernas. El día amaneció nublado y fresco lo que ayudaba a que el ritmo fuera vivo desde el comienzo.




No podía faltar un nuevo pinchazo, esta vez en el pueblecito de Malfrades

La salida de Vaqueiros nos lleva por una pista agradable entre la niebla y los inmensos jarales que predominan por la zona.



Como rodamos en ligera bajada los kilómetros pasan muy deprisa. A ello hay que añadir un buen tramo de carretera para acelerar aún más la etapa de hoy. El resultado: en menos de dos horas estamos a los pies del embalse de Odeleite con la mitad de la etapa ventilada.

Seguimos ruta para bajar pegados al Guadiana por pistas y senderos de su ribera portuguesa. Se hace entretenido y como la ruta es llevadera permite que vayamos juntos de cháchara. Nada que ver con los agobios de ayer que requerían concentración y esfuerzo.


Rodando paralelos al Guadiana


Alberto junto a un curioso árbol que da naranjas y limones a la vez


Una nueva parada en Azinhal para doparnos con florentinas, unas almendras caramelizadas y tostadas riquísimas, ha supuesto el último avituallamiento sólido en ruta. Todo un homenaje.



La última parte de la ruta se hizo pestosilla, con continuos sube-y-bajas, bordeando zonas urbanizas y en general sin gran interés paisajístico. Al llegar a Vila Real de Santo Antonio ronde de bocatas y birras para celebrar el final de etapa y ruta.