domingo, julio 27, 2014

Transibilbideak - julio 2014

En 2013 fallé a mi cita anual con la bici, la alforja y las montañas y no me he podido desquitar de una manera mejor. Huyendo del calor andaluz recalé en el verde norte. Me acompañaron esta vez mis amigos Ricardo y Alberto que formamos el trío globero del viaje.

La idea era unirnos al viaje inaugural de la Transibilbideak, una ruta de cicloturismo de montaña de unos 1.400 kms. que circunda los territorios del País Vasco, Navarra y país vasco francés y que en cierta forma, y como así lo afirma su impulsor, Mikel Bringas, la ruta es deudora de la Transandalus a la que han tomado como modelo.


Cartel anunciador de la ruta inaugural


El 16 de julio llegamos a Bilbao, buscamos aparcamiento para el coche y montamos las bicis para darnos una paseo por la ciudad.

Alberto colocando la ruteda trasera
Ricardo dejando colocada la carga
Con Ricardo, listos para el paseo por Bilbao





Con el "Guggen" al fondo
El autobús con remolque para las bicis
En San Sebastián recogiendo al resto

A las 18:00 cogíamos un autobús con remolque para las bicis en Sabin Etxea, con parada intermedia en San Sebastián para recoger a la mitad de los viajeros y con destino final en el camping de Ochagavía, donde entramos con momentos de "emoción" ante la incertidumbre que el puentecillo de madera aguantara el peso del autobús y el remolque...cosa que hizo.

Soñando con la gastronomía vasca nos topamos con la realidad de un menú cuartelero, en el que eso sí, el ajo arriero de bacalao estaba muy bueno. La txistorra anduvo escasa, el vino baratuno y la sobremesa fue testimonial. Había que ir pronto a la piltra que al día siguiente, como el resto, tocaba madrugón.



Cena en el camping

Ochagavia - Sant Jean Pied de Port / Donibane Garazi (17 julio, jueves)

Madrugar se madrugó, ahora que de dormir, poco. La temprana hora de acostarse (ni los Teletubbies creo que vayan a la cama tan pronto), el calor en la habitación para ocho del albergue y el acojone de dormir en la parte de arriba de la litera pensando en el hostión que me podía dar hizo que no pegara ojo en toda la noche.






Preparándonos para iniciar la primera jornada


Salimos del camping por la parte alta por un camino que nos deja en Ochagavía, precioso pueblo en el valle del río Salazar, que abandonamos rodando unos kilómetros paralelos a su afluente, el río Anduña.





Callejeando por Ochagavía


Pronto empezaría el jolgorio, tras dejar el cruce que viene de Uztarroz (por donde vine siguiendo la Transpirenáica en agosto de 2011) se comienza a subir el puerto de Larrau (dicen que mucho más duro por la parte francesa). Aquí Transibilbideak y Transpirenáica coinciden en la subida por asfalto hasta el Refugio de Abodi. Y dos de dos. Tanto en 2011 como en 2014...llegué petado.

Desde el Refugio de Abodi la Transpirenáica baja por una pista hacia la Selva de Irati. Nosotros mantuvimos la cota, primero por una buena pista y luego cresteando por caminos y senderos.




Ricardo en las rampas del puerto
Pista con exceso de señales
Hito con marca de sendero GR




Bicis, caballos y ciclistas
Ahí va el globero!
Un poco de cháchara esperando al grupo

Desde la cresta nos tocó bajar hasta las Casas de Irati por un sendero. Lástima que con el barro y la humedad estuviera muy peligrosos, por que en seco hubiera sido una gozada bajarlo. Allí abajo, en las casas de Irati volvimos a coincidir con el trazado de la Transpirenáica, aunque sería por un momento por que los caminos divergerían para en nuestro caso, como no, seguir subiendo.

Más allá de las Casas de Pedro paramos para comer y hacer un gran descubrimiento en un refugio de montaña junto a la carretera que viene del puerto de Larrau: la cerveza Akerbeltz

Obviaré los últimos rampones hasta finalizar la etapa, por que con el palizón que llevábamos hasta el momento, el porcentaje y el calor sofocante que hacía se me atragantaron. Me quedaré con el par de bajadas previas, sobre todo la larga y pedregosa, donde nuestro amigo Julen decidió bajarse en marcha de manera poco ortodoxa.






Tras el palizón del primer día llegamos a nuestro destino: Sant Jean Pied de Port (Donabane Garazi en euskera), última población francesa del Camino Francés antes de entrar en España por Roncesvalles. Mucho ambiente de peregrinos. Algunos de los albergues estaban completos. Pero me quedo con la belleza de la población, su muralla, su ciudadela en el cerro (para defenderse de los españoles), sus calles empedradas y su cuidado y activo casco antiguo, que vive para el Camino de Santiago.




Puente sobre el río Errobi, paso de peregrinos
Una de las calles empedradas del casco
Puerta de Navarra, junto al río


Sant Jean Pied de Port / Donibane Garazi - Lesaka (18 julio, viernes)


Solo faltó el toque de corneta. Madrugón a las seis de la mañana. A las 6:30 desayuno (joder, a esas horas el estómago sigue durmiendo) y a las 7:00 la dueña del albergue nos largaba. Y como para decirle algo a la dueña, que se gastaba unas malas pulgas...

Al menos la salida del pueblo, con demasiado rodeo para no pillar una carreterilla con cero tráfico, con el fresco de la mañana ha sido agradable entre granjas y campos. Por supuesto al poco rato ya estábamos subiendo rampones. En una de las bajadas salen dos chuchos de una granja y uno de ellos muerde en el tobillo a Alberto. Tras subir, qué novedad!, agrupamos en el pueblo Bidarrai, famoso por su trinquete (ver más en Wikipedia).




Saliendo del albergue
Paisaje "bucólico-pastoril"
Saliendo a carretera en Baigorri






Marcas de mordedura en el tobillo de Alberto
Trasera del trinquete
Mikel recordando viejos tiempos de pelotari

Después de comer un poco en Bidarrai, y descansar (que ya andaban los cuerpos apalizados y no llevábamos ni el 25% de la etapa) seguimos nuestra marcha. Primero por sendero técnico y luego por camino asfaltado con gran desnivel hasta toparnos con un gran despredimiento, producto de las lluvias torrenciales que sufrieron en la zona a finales de junio, que se había llevado 50 metros de camino y que imposibilitaba cruzar.




Un momento de "empujing" en el sendero
Lander dando muestra de su técnica
Al fondo, la continuación del camino

Al llegar al derrumbe comprobamos que pasar sería complicado, nos llevaría tiempo y no teníamos la seguridad de no encontrarnos más dificultades después, así que tras deliberar decidimos volver sobre nuestros pasos y seguir por carretera. Una carretera que iba paralela al río La Nive. Un recorrido que seguro que no desmerece al planeado originalmente en cuanto a belleza, que en cuanto al firme era similar (camino asfaltado estrecho, incluso el de la carretera algo más estropeado) y encima era más cómodo y rápido de recorrer.

Atravesamos el bonito Paso de Roland y pequeño descanso al lado de la iglesia (y cementerio!) de Itxaso donde unos truenos y algo de agua por momentos amenazaron con descargar. A la salida del pueblo algunos tiraron por carretera y otros nos pegamos otra paliza de cuestas para reencontrarnos en Ainhoa donde nos comimos bocadillos como si los fueran a prohibir.






Carreterilla asfaltada paralela al La Nive
Descanso en Itxaso
En Ainhoa nos pusimos como el "Tenazas" con los bocatas
Desde Ainhoa algunos tiramos ya por carretera para entrar de nuevo en España por Vera de Bidasoa y desde allí por vía verde y luego senderillo a Lesaka, fin de la etapa. Allí, mientras esperábamos al resto del grupo que venía por el  camino, nos echamos unas merecidas cañas (No, no tenían Akerbeltz, grrrrr) y conocimos al amigo de Agustín, Inaxio que vino de Hernani para acompañarnos la siguiente jornada.

Lesaka - Hernani (19 julio, sábado)


La tarde anterior la dedicaron unos cuantos a la reparación de pinchazos, que como el Ave Fénix, revivía de sus cenizas. Tanto que por la mañana, aún hubo que reparar alguno. Desayunamos en el mismo albergue de Matxinbeltzenea a las típicas horas...de acostarse un sábado, y no levantarse para darse otro palizón de pedales.

Y eso es lo que nos tocó. La salida del pueblo por un apacible camino paralelo a un arroyo en plan Verano Azul no anticipaba los cuestones que nos tocaría subir después. Tremendas rampas que provocó que Alberto medio petara cuando no llevábamos ni el 15% del trazado del dia. Parada para recuperar y un poco de barritas y salchichón francés obró milagros para continuar ruta. Luego más tarde haríamos una parada más larga en el albergue de Arritxulo, desde donde se veía a lo lejos San Sebastián.

Lo que siguió: más de lo mismo. Cuesta p'arriba hasta decir basta. El problema es que nunca se decía "basta". Duro y con bastante humedad. De la que se libró Julen (aunque él estaba fuerte y hubiera subido silbando) que acortó por carretera con molestias en su mano fruto del aterrizaje que tuvo el primer día.




Preparándonos para salir en el albergue Matxinbeltzenea
Lo que se agradece un pinchazo (ajeno) para descansar un rato
Alberto disfrutando de los paisajes

Aquí por fin tuvimos lo que podría llamarse la bajada del viaje. Por la longitud, aunque la segunda parte fue por camino aslfaltado/hormigonado y sobre todo por la primera parte por camino rápido con sus peligros (baches, piedras, restos de barro, hierba mojada resbaladiza,...). Con la adrenalina a tope llegamos abajo y paramos a comer un rato en una terraza de Ereñotzu, tras lo cual nos quedaba un apacible paseo paralelos al río Urumea hasta Hernani, que no fue tal por que amenazaba lluvia y acabamos como descosidos a plato grande y maricón el último.




Aquí se acababa lo bueno de la bajada
No faltó la sidra a la hora de comer
Cruzando por puente el Urumea para entrar en Hernani

Hernani - Orio (20 julio, domingo)


La cena, corre que te corre que llovía, como el desayuno fue en una barriada cerca del hotel, típicos bloques para alojar la emigración del sur al industrioso Hernani. La cena, nada del otro mundo, unos macarrones con tomate y unos filetes de lomo nos supo a gloria, quizás la mejor cena del viaje, siendo un menú normalito, pero cogimos la pasta con ganas. En el salón cuadros con dehesas y toros.

Para el desayuno, otro bar de la misma barriada. Último día de ruta junto a los colaboradores de la Transibilbideak. Mikel, su alma mater aprovecha para recibir el feedback de todos los viajeros: sobre el trazado, la dureza, los finales de etapa, hasta del mismo nombre (cambiarlo a TransEuskalherria?)

Salimos de Hernani bordeando carreteras por bidegorris atravesando Andoain y Aduna y como no, a partir de aquí tocaba subir, aunque antes hubo tiempo para ver que por estas tierras hasta los puticlubs tiran de toponimia. La verdad es que "Txapela" no es un nombre muy sugerente para un club, pero vasco no me pueden negar que lo es.

Hoy la etapa era corta por que estaba previsto almuerzo de hermandad (y despedida) de los viajeros y de las familias de los vascos. A pesar de eso ya desde el inicio de la etapa se vio que Ricardo no carburaba y buscaba hacer un recorte. Mikel estuvo generoso al quite y se ofreció a cargar con todo el equipaje de Rick, lo cual permitió que nuestro "Djpicual" completar la etapa sin ningún contratiempo.

Tras el "Txapela" topamos con el gimnasio-museo-tienda de Iñaki Gorostidi. Él mismo nos invitó a entrar para enseñarnos sus instalaciones y hablarnos de su vida como levantador de piedras y boxeador.




Como era lógico, no hubo cojones de levantarlas
Iñaki contando batallitas
Fotos, carteles y piedras varias

Al llegar a Orio, sorpresa: las regatas de remo, donde el equipo local recoge la pasión local por este deporte, cuyo origen es tan simple como que la primera trainera en llegar a puerto tras pescar podía vender a mejor precio su mercancía. Maricón el último, pero a remos. Por cierto, gran decepción en el pueblo ya que la formación local fue batida por la de Urdaibai.




Nos acercamos al Centro de Alto Rendimiento
La de canijos que había
Flipante como volaba una trainera...de chicas!

Por cierto, en la comida conocía a un amigo de Maikel que había estado ruteando por la Transandalus y que aún debía el peaje. Perfecta organización del lugar y del menú por parte de Agustín. Chapó!

Orio - Lekeitio (21 julio, lunes)


Era el primer día que "los del sur", acompañados de Julen continuábamos camino, aunque tuvimos el privilegio de que nos acompañara Agustín hasta Zumaia. La media bajó, pero gracias a Agustín conocimos historietas de los pueblos por los que pasamos.

El día comenzó acojonando: daban lluvia para toda la jornada, y en efecto estuvo lloviendo toda la noche, pero milagro, a la hora de salir, nos dio tregua hasta el centro del pueblo donde fuimos a desayunar. Mientras estábamos en la cafetería volvió a llover, pero a la hora de salir, paró. Habrá que creer en Dios. En el de "me cagüen".

Salida en cuesta como no por viñedos del afamado sin motivo txacolí hasta llegar al camping de Zarautz. De allí bajada rápida hasta la población de Zarautz que atravesamos en parte por el paseo marítimo, no sin antes parar en el restaurante de Karlos Arguiñano.




Coronando entre los viñedos del txacolí
Zarautz abajo, el "ratón" de Getaria al fondo
Otro encantado de conocerse. Pues se le saluda

De Zarautz continuamos por la carretera de la costa (con mucho tráfico y peligroso) hasta Getaria donde callejeamos un poco para conocer el mega-mueso de Balenciaga, la estatua del marino Elcano y la iglesia en cuesta arriba (hasta las iglesias están cuesta arriba aquí!!!)




Por la carretera con el "ratón" al fondo
Julen delante del museo de Balenciaga
A Juan Sebastián Elcano le han salido imitadores




No es ningún efecto, la iglesia está en cuesta
Puerta de la iglesia
Puerta de la muralla

De Getaria salimos por el Camino del Norte, uno de los caminos de santiago, donde se ven muchos peregrinos. En seguida bajamos a Zumaia donde es obligada la subida a la ermita de San Telmo, popularizada por ser donde se rodó la casi-boda en la película Ocho apellidos vascos. Después de la visita, salida del pueblo en cuestón y compartiendo camino con los peregrinos a pie, ninguno en bici.



Siguiendo el Camino Francés...en cuesta
Ermita de San Telmo
La marea alta nos impidió ver los flysch

Seguimos subiendo, qué novedad!, y en un momento dado el camino de santiago continuaba por una pista asfaltada sin perder demasiada cota mientras nosotros nos entregamos al frenesí de un bajadón por sendero, aunque todo lo que baja, tiene que subir. Y nos tocó hacerlo, con toda la calor hasta el pueblo de Itziar.




Julen gustándose en el sendero
Señalización de uno de los Centros BTT
A nivel del mar...y ahora a subir!

De Itziar, en bajada (por fin!) hasta Deba. Allí almorzamos y viendo el perfil de sierra que nos esperaba, y las fuerzas y ganas que teníamos hacemo el "do the chicken" y continuar por la más cómoda carretera de la costa, ya en este punto sin tráfico, hasta Lekeitio, donde aprovechamos para darnos un chapuzón en la playa...de 10 segundos. Su p... m... qué fría estaba el agua!

Lekeitio - Bakio (22 julio, martes)


De población turística a población aún más turística. En Lekeitio nos acompañó a la cena Alberto Etxeandia, amigo de Julen y compañero común de algunas rutas alforjeras. Alberto preguntó y fuimos a cenar a buen sitio. Buen precio y buen yantar.

La salida de Lekeitio el día siguiente una chulada por un sendero que va remontando el río Lea, aunque Julen se empeñó en llevarnos con la soga al cuello.




Para Julen, que nos llevas axfisiados!
Por el tranquilo bidegorri
Puentes para salvar desniveles

En Aulesti hacemos parada técnica para recobrar el aliento y para desayunar. A continuación nos queda repecha inhumano hasta Navarniz, donde nos espera Íñigo, que ha hecho ya varios tramos de la Transandalus y quería conocerme. Vaya desilusión...por parte de él, supongo.

En entretenida charla sobre el paisaje circundante y sobre la Transandalus llegamos al bosque pintado de Oma (que ya visité en agosto de 1997) con parada posterior para descansar en Lesika, junto a las cuevas de Santimamiñe.





Íñigo, otro que tampoco anda en bici. Uff!
La Banda Globera en el Bosque de Oma
La Globera Mayor, posando

Bajamos para rodear llaneando la marisma de Urdaibai alternando vías verdes y senderos técnicos. A estas alturas ya estamos hasta los c.... de dar pedales y como Murphy suele ser revoltosillo nos tiene preparado un subidón de tres pares de narices, con todo el sol en la cocorota y con poca reserva de agua. Antes de llegar al puerto Íñigo se despide y nosotros continuamos hasta Cannon Etxea, un restaurante en el alto con unas vistas espectaculares de Bermeo.




Alberto, delante del castillo de Arteaga
Cruzando la ría por puente de madera
Bordeando la marisma por senderos




Vista de Bermeo desde el restaurante
No estuvo mal el sitio ni la comida
La próxima TiB la hago con una de estas...con Lander y Agustín dando pedales delante y detrás

Tras la comida un paseo ligero (con subida técnica por pedregal y bajada peligrosa por pista) nos dejaron en nuestro hostal de final de etapa, a las afueras de Bakio y con unas vistas espectaculares de la Ermita de San Juan de Gaztelugatxe.

Bakio - Sopelana (23 julio, miércoles)


Último día de ruta, con poco kilometraje y con paisajes más feos que los espectaculares días anteriores. Bajada rápida a Bakio donde desayunamos en un bar junto a la playa y salimos del pueblo por un rampón que nos convalidamos sin pensárnoslo un momento...excepto Julen que sube comiendo pipas. Más adelante afloja y montamos todos. Coronamos, ermita, y para abajo, y luego para arriba, así entramos en bucle.

Llegamos a un bosque de eucaliptos donde están sacando madera. Las lluvias de días anteriores y el tamaño de los camiones han excavado unas roderas que menos mal que andaban casi secas, de lo contrario aún andaríamos atascados por allí haciendo botijos y cántaras.




Estaba complicado llegar a las roderas sin embarrarse
Afortunadamente las roderas estaban medio secas
Un castillo Disney? No, el Castillo de Butrón

A 4 kms. de Sopelana el Niño nos hace amago de volverse solo en metro a Bilbao, aunque lo convencemos para continuar algo más hasta la costa y disfrutar del sendero que nos llevará un chiringuito de la playa de Sopelana, donde damos por finalizado nuestro viaje y nos despedimos de Julen que continua su singladura para recorrer los 1.400 kms. de la TiB.

Ruta finalizada y tiempo para echar la vista atrás. Paisajes estupendos, caseríos bonitos, todo verde a reventar y unas cuestas demasiado duras para unos globeros como nosotros. Los anfitriones y colaboradores de la Tib (Mikel, Agustín, Lander y Oskar) lo tenían todo bien organizado en cuestión de comidas y alojamientos y siempre estuvieron atentos a los que íbamos a un ritmo más lento. Les deseo éxito en su proyecto de ruta.


Foto de familia en la despedida en Orio. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: ARRIBA: Julen, Alberto, Lander, Mikel, Fran, Oskar y Alberto; ABAJO: Agustín y Ricardo

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