Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara) :: Semana Santa 1996

Retomo los relatos (más bien batallitas del abuelo) sobre las peripecias de mis viajes en bici (hoy en día casi no podría llamarse a semejante cacharro bici) con las alforjas petadas y el bolsillo pelao.
Para otro día dejaré la explicación de porqué se realiza cicloturismo más cómodamente con una VISA bien repletita que llevando en las alforjas una olla, las cosas para echarle a la olla, el camping-gas, una barran pan, un cartón de leche en tetra-brik...
Como decía, retomando recuerdos, y haciendo trabajar al límite de sus posibilidades a las 3 ó 4 neuronas aún en ejercicio, voy a seguir con mis historietas. Esta vez, y siguiendo el hilo cronológico, le toca turno al viaje que allá por la Semana Santa de 1996 realicé con mi inseparable (no quiero coñas, eh?) compañero de alforjeo, Pablo. En aquella ocasión, y tirando de una ruta publicada en la BIKE tiramos a tierras de Guadalajara, concretamente al norte, para hacer una ruta circular de 4 días por el Parque Natural del Alto Tajo, teniendo Cuenca y Teruel a tiro de piedra en algunas ocasiones.
El Río Tajo es el eje vertebrador de esa ruta, ya que se va por un margen y se vuelve por el otro. En esta zona está ambientada la novela de José Luis Sampedro "El río que nos lleva", que cuenta la historia de los gancheros que llevaban los troncos de los pinos desde las tierras altas, navegando río abajo hasta Aranjuez.
Día 1
Iniciamos nuestra ruta en Peralejos de las Truchas, que aunque suene folklórico, existe. Dejamos los coches ya de tarde y nos dirigimos hacia la Laguna de Taravilla donde llegamos de noche y empapados de agua. Barro y agua fueron las constantes en esa ruta. Menos mal que circulamos por buenas pistas forestales y solo nos tuvimos que preocupar de rodear charcos.
Esa noche bajo la intensa lluvia comprobamos que las tiendas de campaña baratas del PRYCA aguntaban malamente el agua.
Día 2
Plegamos velas cuando estaba ya casi calada la tienda. Al menos dejó de llover. Desayuno guarro con galletas y leche de tetra-brik, montar las cosas en las alforjas y a continuar. Al día siguiente más pisteo. Dormimos en un refugio de montaña (o de pescadores?), curiosamente al borde de la carretera. Previamente subimos al pueblo x y nos aprovisionamos en una tienda de ultramarinos. Llamarlo "supermercado" hubiera sido como subir de Regional Preferente a la Champions del tirón. Con un montón de papeo cargado en la bici, puesto que desde el pueblo era todo bajada, llegamos al refugio. Hacía tanto frío allí dentro (no había puerta ni ventanas) que decidimos montar la tienda de campaña dentro.
En ello estábamos cuando aparecen, ya de noche, 4 boy-scouts de unos 11 años. Resulta que estaban de "maniobras" y los habían soltado en el monte con un mapa y el saco de dormir (sin aislante) con la misión de buscar la cena (señalada en un punto del mapa). Los chavales habían encontrado la comida, una lata de habichuelas "Litoral" para los cuatro, pero al intentar abrirla con el cinturón-abridor que tienen, éste se rompió, y ahí estaban las criaturas con una lata de fabada cerrada, muertos de hambre y con más frío que el perro del vendedor de la ONCE de Vladivostok. Imagino que para aquellos chavales vernos con la tienda y con un montón de comida (y con un abridor) sería como ver a la Virgen de Lourdes.
Ni que decir tiene que nos pusimos de comer hasta las cejas, incluida la lata de fabada, y que cuando , a la búsqueda de los chavales, llegaron los monitores de su campamento para comprobar cómo se las apañaban en su "supervivencia" y desde luego que se buscaron la vida bien. No me quiero imaginar el resto de los boy-scouts durmiendo al raso (aunque lo llamaran "vivac" que queda mejor, haría el mismo frío) con un saco de dormir con la rasca que hacía.
Día 3
No tengo recuerdos después de tantos años de ese día, salvo rodar por buenas pistas, lloviéndonos a rato. Cruzamos el Tajo por un puente y nos volvimos por otro camino remontando el curso del río. Lo que sí recuerdo es el chozo de pastores en el que dormimos aquella noche. No veas como jumelaba a oveja!

Por uno de esos "Pueblos Negros" de Guadalajara, aunque vete ahora a acordar del nombre, ni de coña!

Día 4




Después de pasar de nuevo por la Laguna de Taravilla, llegamos a Peralejos de las Truchas. Bicis al coche y pa'bajo. Como nos quedaban un par de días, decidimos visitar Cuenca y rodar por su serranía.

Día 5

Pues eso, que con un librito de rutas por Cuenca nos pusimos a dar pedales. Baste decir que al segundo cruce ya nos habíamos equivocado, y en esas estábamos varios kms. totalmente perdidos cuando vimos la siguiente señal. Esto ya nos descolocó. Los cachondos que habían puesto allí eso eran unos militares ucranianos que eran la tripulación de un helicóptero contratado por el gobierno regional para las labores de extinción de incendios en verano.


(en la foto quizás no se aprecie bien, pero los carteles indicaban algo así como Moscú, 12.000 Lms., Minsk, 13.400 Kms... y me hizo sospechar que tan perdidos no debíamos estar)


Francisco J. Cortés (fran)

:: enero 2006 ::

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