P.N. Sierras Subbéticas :: octubre 1995

En 1995 un vecino se compró un bicicleta de montaña, una Mendiz de cromoly que le costó 70.000 pts., aunque aquello era un dineral para una puta bici, la visión de aquel "maquinón" me impresionó, así que me compré yo otra y empecé a pedalear por los 3 ó 4 caminos que conocía de la Sierra.
Luego junto al irremplazable Antonio López fui investigando y conociendo nuevos caminos y saliendo en bici con su grupo desde la Torre de la Malmuerta los domingos (los sábados eran salidas a pata para reconocer caminos)
Más tarde empezó a apeterme un viajecito de varios días con la burra, así que compré unas alforjas y probé con el cicloturismo. Desde entonces he procurado no faltar a mi cita anual de "descompresión" de las rutinas diarias.
A continuación van las pinceladas de esta primera escapada.

Octubre 1995:


Aprovechando un puente por San Rafael, Pablo (mi compañero de viajes por entonces) y yo cargamos las bicis en mi Citröen AX de cuarta mano y emprendimos rumbo a la Subbética cordobesa.
Pese a ser finales de octubre, esa semana disfrutamos de temperaturas primaverales (ver foto hecha a las 9 de la mañana), y decidimos no cargar en la bici con la tienda de campaña y llevar solo el saco de dormir y vivaquear.
En aquella época no había ni internet, ni weather.com ni ganas de planificar un viaje de 4 días, así que marchamos sin saber que por las noches en el Parque Natural hacía un frío de cojones.
Dejamos el coche en Zuheros y partimos hacia la Cueva de los Murciélagos, luego por la derecha por el carril clásico de la Vuelta a las Subbéticas que hace todos los años el Club MTB Agacha el Lomo, y por el pistón, to' pa'bajo para Carcabuey.
El camping estaba en obras, así que tiramos monte arriba a un merendero para pasar la noche. El merendero era eso, una mesa y banco de hormigón para merendar pues no había ni agua allí. En cuanto cayó la noche empezamos a echar de menos la tienda de campaña, así que improvisamos un techo con un poncho del "Todo a 100".
Entre la mesa de hormigón, una piedrolos que arrimamos, el poncho destripado y un poco de cinta aislante nos quedó este coqueto albergue.
Ni que decir tiene que a pesar de dormir dentro del saco con toda la ropa que llevábamos pasamos aquella noche un fríooooooo.
He pasado por alto que realmente en aquel viaje no eramos 2, si no que Pablo no pudo dejar al cuidado de nadie un ser muy especial para él y nos lo llevamos de viaje con nosotros. Ese alguien especial se alimentaba de galletas "Dog Chow", nos metía unas palizas impresionantes en las subidas y había que esperarlo en las bajadas. En una ocasión ninguno de los dos quiso esperarlo y lo desfondamos cuando intentó seguirnos a 40 Km./h para abajo. Después de esperarlo 20 minutos, Pablo tuvo que subir la cuesta y se lo encontró bajo un olivo con un pajarón digno de Ronda o la Sierra Nevada al Límite. (En la foto: Pablo con el perro atado a la bici cuando circulaba por carretera)
De Carcabuey nos dirigimos a Rute donde hicimos noche en un área recreativa y donde tuvimos que improvisar otro "alojamiento" con el segundo de los ponchos que teníamos.
El tercer día nos dirigimos de Rute a Zambra por pistas agrícolas que hoy están asfaltadas. Con la comida en las alforjas y la barra de pan dentro del aislante enrollado del saco, con un presupuesto de 5.000 pts por barba (30?) comimos los 4 días, eso sí de latas y bocadillo.
Dejamos Cabra muy cerca y nos dirigíamos al Poldjé de la Nava, pero se nos hacía de noche y empezamos a buscar donde dormir. Se levantó un aire gélido que hacía que el poncho no sirviera para nada y estábamos helados, así que nos dirigimos al cortijo más cercano y pedimos un techo para dormir. Resulta que el matrimonio que guardaba la finca de cabras estaba allí durante el día, pero bajaban a dormir a su casa a Cabra, sin embargo gentilmente nos ofrecieron pasar la noche en la casilla que utilizaban durante el día. Al menos pudimos dormir medianamente calentitos esa noche.
Obsérvese en la foto: el aspecto globero general, el perro siempre por medio, la ausencia muelles y demás adminículos que facilitan la labor ciclista, esos cantilever, esos pedales de plataforma-plataforma (sin automáticos por ningún lado), las botas de montaña para pedalear, y sobre todo la pinta gili del ciclista.
El último día, con el tránsito por la Nava y la bajada por el Bailón (la bajada del Bailón a todo trapo y con alforjas! inenarrable) fué el mejor de toda la ruta. Esos 4 días fueron el germen del virus alforjero.
Francisco J. Cortés (fran)
diciembre 2005

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
los fotografos de estas historias no tienen ni puta idea... a saber la mierda de cámara que usasteis. por cierto me dijeron que en el redil ese de las ovejas no habias dormido, y que el Pablo ese de marras salía de allí después de haber truñado. quien sabe a lo mejor el del abrigo de ajedrez se acuerda de algún detalle más... has de preguntarle, pero parece que lo pasasteis muy bien.. No teneis más historias juntas...me he reido mucho...
Ferherrera ha dicho que…
Hola Fran,
La verdad es que estos viajes épicos son increibles. No pierdo la ilusión por apuntarme al siguiente, antes me temo que tengo que hacer algo de deberes para ir cogiendo forma...
Animos y que se sucedan muchos mas!!!
F

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